Flores eternas

Desde el corazón nace la esencia Divina,

que nos retira el fino velo que separa los cielos con la Tierra,

y en nuestro desierto se muestra el oasis.

Nos acercamos lentamente y tomamos el agua que necesitamos,

de su abundante vegetación extraemos los mas dulces frutos,

y embellecemos,

nuestra mirada se siente cautivada con ese majestuoso paraje,

nuestras manos extraen semillas que anhelamos sembrar,

en nuestro propio campo, el espiritual.

Esparcimos las semillas de todas las flores,

y son ellas las que adornan a nuestra alma con la llegada de la primavera, 

comprendemos que, 

las flores mas hermosas se encuentran dentro de nosotros.

Ese bello jardin que hemos ido cultivando con nuestro propio esfuerzo,

es compensado por la sabiduría que hemos extraído de ese mágico lugar

nos lleva a encontrar por primera vez tierras fértiles,

donde todo germina,

donde los vientos no suelen remover nuestras semillas 

que sustentada por el amor han formado raices profundas,

donde podrán crecer y ser tan bellas como las que cultiva nuestro Padre.

La buena tierra está en nuestro corazón.

El sabio cuida su jardín interior, lo cultiva cada día,

retirando la mala hierba que detiene y obtaculiza su proceso,

con todo su amor le entrega los cuidados que se nececita 

y aquel día en que todo florezca,

su alma se sentira tocada por la dicha cuando los ojos despiertos

se deleiten con esa belleza que se revela.

El autor esta en los ojos que miran,

porque ante él es un alma vestida de flores,

iluminada por cada parte de la totalidad,

el jardinero que con amor ofrece sus cuidados

es el corazón de aquel que lo percibe.

El alma en un nivel sutil  florece en su vida constantemente,

sembrando una flor en cada alma, cada una en su exacta medida

su amor y dedicación la lleva por las sendas de las flores inmortales

que los demás han olvidado, porque la belleza es parte de la eternidad

ante la mirada del que observa.

Por Bella Luz en tu camino